2012-02-06

Creepypasta 'Teoría de cuerdas'.

El creepypasta de esta semana es bastante bueno, aunque con un desenlace algo... flojo. Encontré este creepypasta con muchas faltas ortográficas y de acentuación, así que lo primero de todo, si quedó alguna, lo siento.
Probablemente la mayoría no lo habréis leído nunca, y es un creepypasta que no está mal llevado y con una idea MUY buena. Espero que os guste tanto como a mí.
¡Que empecéis febrero con buen pie!


Teoría de cuerdas.


Alguna vez has tenido una experiencia en la que has tenido la sensación de hay alguien más en tu casa, y tu solo pensabas “no quiero saber nada” y, ¿simplemente lo olvidabas? Algunas veces, por el miedo a lo desconocido, no hacer caso parece ser la opción preferente a enfrentar un peligro real y concreto. Pero quizás simplemente son trucos desconcertantes de la memoria.

Pero, ¿qué harías cuando pasa algo que realmente te sugestiona? ¿Simplemente escaparías, o simplemente lo ignorarías, como yo lo hice?

El lunes pasado era un dia normal. Me desperté, me lave los dientes y me puse mi uniforme escolar… Todo el ritual mañanero. Parecía que seria otro dia común y corriente, hasta que vi las cuerdas.

Había tres o cuatro gruesas cuerdas en mi cuarto. Se entre cruzaban entre las paredes de mi habitación, una atada a la puerta. No había manera de que no me percatara de ellas antes. Me hubiera tropezado con ellas antes. Estaban atadas en tachuelas en las paredes, las cuales no habían existido hasta hace unos segundos.

Nadie entro a mi cuarto mientras yo estaba en el, y mucho menos pudieron hacer todo esto. Era temprano, y me estaba despertando. Así que yo simplemente ignore lo que vi, desate las cuerdas, y me fui hacia la escuela.

Pero después las cosas se pusieron más raras. Fuera de mi casa había cientos de ellas, atadas entre las casas, alrededor de los automóviles, a través de las calles… Esto tiene que ser una súper elaborada broma! Alguno de esos estupidos programas de cámara escondida. Seguramente le dijeron a las personas que fungieran como extras, atándolas a objetos de los cuales se alejaban, como si de alguna manera siguieran un camino preestablecido.

Con temor, continúe mi camino a la escuela. En el autobús, todos, excepto yo, estaban atados a la puerta. En la escuela, grupos de amigos estaban atados los unos a los otros; Maestros atados a sus escritorios y pizarrones. Lo que me extrañaba en estos momentos, era porque a mi me habían dejado fuera de la “broma”.

Cuando mi amiga Lucy se sentó a mi lado en la primera clase, ella simplemente puso su bolsa en mis piernas, y descanso su barbilla en su mano, mirando a través de mi hacia la ventana.

“Hey, Lucy.”

Y no me respondió.

“¡Vamos! No creo que tu estés en esto también”

Ella suspiro y comenzó a tomar libros de su bolsa. Todos los libros estaban atados a sus manos. Me moleste y arranque la cuerda de un libro. Me pareció que ella no lo noto, y simplemente descarto el libro completamente, dejándolo caer en el piso.

“Um” Me incliné, levantando su libro y colocando de nuevo en su pupitre. Ella no se dio cuenta.

“Bien, es así como nos vamos a llevar?!”, le dije sonriendo, tratando de parecer juguetón, pero en realidad estaba tratando de esconder mis nervios. Entonces, desesperado, hale todos los hilos atados en su mano hasta arrancarlos. Lucy parpadeó, y entonces me miró.

“¡Wow! ¿¡Eres como un ninja, o qué?!”

“He estado sentado aquí como 10 minutos”. Le sonreí otra vez, aliviado de que mi amiga me notara.

“¿¡De donde salieron todos estos hilos?!” Me dijo, pareciendo notarlos por primera vez.

“¡Creí que todos me estaban vacilando!”, le dije.

Lucy se paró, se fue hasta una esquina, y nadie más pareció notarlo.

“¡No estaban aquí hace unos minutos! ¡¿Los ves también?!” Con su tono, era claro que ella estaba genuinamente asustada!

“No. Acaso tu-”. Fui interrumpido por mi maestra azotando la puerta. Todos excepto Lucy y yo murmuraron un buenos días, y aun así, nadie parecía percatarse de nosotros.

“Las personas me han estado ignorando todo el día.” – Le dije a Lucy, antes de dirigirme a la maestra diciendo: “¡Hey! ¡Vieja estúpida! ¡Me largo!”.

No obtuve reacción alguna…

“Estoy harta de esto”. Lucy hizo algunas cuerdas a un lado y dejo la clase. La seguí y, oh sorpresa, nadie lo notó.

Por un rato, vagamos por corredores, entrando y saliendo de clases, como no daba en gana. Cada vez que desatábamos una cuerda de algún libro o silla de alguien, era como si de repente dejara de importarle a esa persona. Como si no existiera.

Le mostré la calle; Había más cuerdas que las que había esta mañana. El doble casi. Con cuidado, caminamos hasta un cae haciendo las cuerdas a un lado. No es la gran cosa, lo se. Pero, ¿qué harías tu en esa situación? Como dije, el miedo a lo desconocido algunas veces parece ser la opción más segura. En algunas ocasiones, le sugerí que uniéramos a algunas personas. Lucy se negó, recordándome lo aterrorizada que estaba.

En el café, agarramos un par de sándwiches y bebidas del refrigerador. Encontramos una mesa, desatamos todas la cuerdas que iban a las sillas y nos sentamos. Estábamos en silencio, ambos demasiado asustados, ambos distrayéndonos al observar a las personas en el café, completamente ignorantes de las cuerdas.

Después de 20 minutos, Lucy me hablo: ”Ahora, ella tomara ese sándwich”. Me dijo, apuntando a una mujer que estaba al fondo, en el café. Y así fue: Camino al refrigerador y tomo el sándwich envuelto en plástico a la que estaba atada. ”Ella pagará por él, y se irá”. Y así lo hizo, de acuerdo a la profecía de las cuerdas. “Ese tipo no intenta pagar”. Observe mientras veía como el tipo tomaba su café, y escapaba de la tienda.

“Esto es horrible”. Dijo Lucy. “Vámonos, por favor”.

Afuera, no era mucho mejor. Todo mundo simplemente seguía las cuerdas, siguiendo sus vidas diarias. Lucy dijo que iría a su casa a dormir y tratar de despertar de esto. Le dije que estaba bien, y la acompañe a su casa. Después de todo, ella solo vivía a 10 minutos de ahí.

Cuando llegamos a su calle, Lucy se detuvo abruptamente, con la boca abierta.

“Ahora qué?”, le dije rompiendo el silencio.

“Mira”. Apuntó hacia fuera de la casa de uno de sus vecinos.

Lo vi claramente. Y me llevare este recuerdo hasta la tumba. Era un pequeño duende oscuro, de quizás medio metro de altura, caminando con sus nudillos al suelo, casi como un mono. Tenía dos enormes ojos amarillos, del tamaño de casi la mitad de su cara, y no tenía boca, o ningún otra característica facial. Cargaba consigo un martillo y una bola de estambre, la cual dejaba desenredar detrás de él.

Caminaba rápida y quietamente desde la puerta principal de la casa hasta el buzón de correo. Se detuvo, martilló un clavo a un lado del buzón y ató el estambre alrededor del mismo. Volteó a ver hacia donde estábamos, y se detuvo cuando nos vio. Nos miró con asombro y curiosidad. Casi podrías decir que él era el que estaba más asustado. De pronto, no hizo una seña con su pequeña mano.

Mire a Lucy, ella no se movía. Cambié la mirada a la criatura, la cual me miraba fijamente.

Me acerqué a la criatura. Con temor, reduje poco a poco la distancia entre nosotros. Este no era temor a lo desconocido. Era temor a la pequeña criatura, a pesar de que no parecía nada de lo que debiera estar asustado. Cuando estaba a un metro de distancia, extendió su mano.

“Hola”. Lo toqué, y movió su cabeza en aprobación, parpadeando sus enormes ojos amarillos.

“¿Así que ustedes están a cargo de las cuerdas?”. Asentó con la cabeza. Llamé a Lucy, pero ella no quiso moverse de donde estaba.

“¿Hay más de ustedes?” y asentó otra vez. Quería preguntarle más cosas, acerca de qué era y de dónde venía, pero parecía que estaba atorado en preguntas de ´si´o `no´.

“¿Ni si quiera tenemos voluntad propia?”

Simplemente me miro fijamente, casi tristemente. De inmediato me sentí enfermo, y no pude soportar ver al pequeño monstruo más. Abrase a Lucy de la mano, quien había escuchado todo, y nos sentamos mientras ella acurrucaba su cabeza en mi.

“Vamos”.

Entramos a su casa y le hice una taza de Té. Cuando la encontré en la sala, ella había desatado a su perro y estaba acurrucada con él, llorando. Dejé el Té a un lado, y me senté junto de ella.

“Me voy a dormir”, murmuró de repente, y en menos de un minuto, se quedó dormida. Dormir empezaba a sonar muy bien de repente, y mis párpados de repente se empezaron a sentir pesados.

Me colapsé en la alfombra, y la última cosa que escuché antes de dormirme, fue el pisoteo de varios piececitos en la alfombra, cerca de mi.

Al día siguiente, me sentí mucho mejor, como si todo hubiese sido un sueño. La madre de Lucy me despertó, preguntándome que hacia durmiendo en su casa sin permiso. Al final nos preparó el desayuno.

Durante el desayuno, Lucy me pregunto porque me veía pálido y nervioso. La mire, y sonreí, murmurándole algo sobre que me sentía algo enfermo.

Pero la verdad era que, tenia miedo. Muchísimo miedo porque no podía ver ninguna cuerda. Me preguntaba si… mis acciones realmente eran mi voluntad…

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